Escuela activa, inventiva y comunicable

Nuestro objetivo es hacer una escuela amable (activa, inventiva, habitable, documentada y comunicable, lugar de investigación, aprendizaje, recognición y reflexión) en la que se encuentren bien lxs niñxs, lxs educadorxs y las familias.
La soledad, las separaciones, las indiferencias, las violencias que, cada vez más, caracterizan la vida social están en contradicción con nuestra propuesta. Esta propuesta es la razón de ser de lo que hacemos, y esto nos lleva a estructurar una pedagogía de la relación y de la participación (del deseo social).
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Tenemos que huir de una cultura y una educación que sólo valoran lo cognitivo y las autorregulaciones homeostáticas, que desprecian los sentimientos, la no lógica y el rol de la afectividad, ya que lxs niñxs no aprenden por una relación lineal de causa-efecto ni por un tipo de enseñanza que realizamos de manera directa con ellxs. Su aprendizaje es mérito, en gran parte, de ellxs mismxs, de sus actividades y del uso de los recursos que poseen.
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Lxs niñxs, estén en el contexto que estén, no esperan a nadie para preguntarse, para crear estrategias de pensamiento, principios y sentimientos. Siempre, y en cualquier lugar, desempeñan un rol activo en la construcción del saber y del comprender. Esperan encontrar siempre diferencias, discrepancias y sorpresas. Además de los contenidos, lo que es importante es la manera que tenemos de estar con lxs niñxs. Esto es lo que les motiva, fuertemente, a aprender,
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En la Escuelita de Eme, la ratio por grupos es reducida. Es decir, se trabaja en pequeños grupos, ya que, a estas edades, es la forma natural en la que lxs menores se relacionan entre sí. Desde el inicio del día todas las actividades son voluntarias. Durante la llegada de los niños y las niñas (hasta las 11:00h) el juego es libre, y si puede ser al exterior mejor (no hay mal tiempo si te preparas bien). A continuación es el momento del encuentro, y juntxs vamos a regar las plantas, cuidar el huerto, saludarnos y tomar un aperitivo. Después nos dirigimos a los diferentes espacios de aprendizaje donde cada peque selecciona el material con el que quiere trabajar (vida práctica, lecto-escritura, lógico-matemáticas, arte...). Y, finalmente, comemos, jugamos de nuevo y nos despedimos. En esta escuelita no existen horarios fijos, y la rutina puede ser flexible en función de las necesidades o intereses que surjan. Tampoco obligamos a dormir o comer, ya que desde el principio buscamos que ellxs mismos tomen sus propias decisiones y se autorregulen.